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de Octubre de 1492, fecha que ha quedado reducida a mera polémica debido a la
estéril búsqueda de su interpretación o significación histórica y cultural.
Pero más allá de la miseria de un historicismo que además concibe la realidad
humana como producto del resentimiento, hay un hecho que prevalece que no
requiere de un inútil método historicista, sistemático y riguroso para
evidenciarlo, y no está condicionado por espacio geográfico o momento
histórico, esto es el eterno retorno de la explotación, la opresión y la
tiranía. Hablamos de la tiranía y la dominación que ejercieron los
conquistadores españoles sobre los indígenas hace 521 años y no estamos
conscientes de las nuevas formas de tiranía con las que nos oprime el sistema
actual, no menos dominante y opresor que los conquistadores españoles; más aún,
la opresión en las comunidades indígenas, las cuales también tenían sus
jerarquías y sus estructuras de poder, no llegó con la corona española, pues el
imperio Inca como el azteca fue tan sangriento como cualquier otra experiencia
sanguinaria en la historia de la humanidad.
Porque hoy día resistimos ante este sistema capitalista y estatista, opresor, explotador y corruptor. Porque la resistencia indígena de hoy día se ha domesticado ante prebendas estatales que ofenden su dignidad, a cambio de ser desplazados y dejar el camino abierto al estado, para otorgar concesiones a transnacionales para la explotación forestal y minera. Porque han desnaturalizado el carácter originario de las comunidades indígenas.
Porque hoy día resistimos ante este sistema capitalista y estatista, opresor, explotador y corruptor. Porque la resistencia indígena de hoy día se ha domesticado ante prebendas estatales que ofenden su dignidad, a cambio de ser desplazados y dejar el camino abierto al estado, para otorgar concesiones a transnacionales para la explotación forestal y minera. Porque han desnaturalizado el carácter originario de las comunidades indígenas.
Estamos
en contra de:
ü Los
decretos de resistencia. La resistencia indígena de hace 521 años ni ninguna
otra resistencia como la nuestra no se decreta, ni se concede en papel de
regalo capitalista ni estatal.
ü El
estado y sus concesiones a transnacionales para la explotación de minerales,
que además han ocasionado desplazamientos y atropellos en las comunidades indígenas, para convertir
esa tierra donde viven en otro emprendimiento industrial, minero o forestal.
Tales son los casos de IIRSA y la carboléctrica
en Guasare (Edo. Zulia).
ü Las
condiciones no “originarias” de nuestras comunidades indígenas “originarias”:
salarios, títulos de propiedad, cedulación, nacionalización, derechos
constitucionales, todos ellos productos no “originarios” de la forma de organización “originaria” de
nuestras comunidades indígenas.
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