Zaratustra se marchó a la montaña; esperando gozar de su soledad se encontró con Caín, Prometeo y Sísifo; obviamente,no salió nada "bueno" para los "buenos": Bajó de la montaña
el Zaratustra anarquista y rebelde.

sábado, 6 de diciembre de 2014

La Geografía Libertaria (Parte I)

Cuando creé el Boletín de Didáctica de las Ciencias Sociales en la Pedagogía Libertaria, señalé en la primera edición que su propósito sería: “desarrollar y fortalecer las dimensiones educativas, pedagógicas, didácticas e investigativas, tanto de Profesores como de Estudiantes de las Ciencias Sociales, como conocedores específicamente de las áreas de conocimiento de la Geografía y la Historia, como promovedores del carácter científico de dichas áreas de conocimiento y como sujetos impulsores de una transformación hacia una sociedad libertaria”.
Para lograr este cometido, considero necesario inspirar el interés hacia la reflexión epistemológica, no sólo acerca del contexto propio del conocimiento de las Ciencias Sociales y particularmente de la Geografía y la Historia, sino también de aquellos aspectos epistemológicos que son vinculantes con otras áreas de conocimiento. En especial me refiero a la interpretación epistemológica de las nociones de espacio geográfico y tiempo histórico en las Ciencias Sociales, y su relación análoga con otras áreas de conocimiento como la matemática, la física y la química. La reflexión epistemológica permite además dar a conocer la posibilidad, origen y esencia de las diferentes concepciones, enfoques y corrientes, indispensable para el desarrollo del pensamiento crítico. Para los fines de este artículo abordaré lo concerniente al espacio geográfico.
Cuando de didáctica de las Ciencias Sociales se trata, es preciso considerar la noción de espacio como conocimiento del medio, que en Ciencias Sociales no es otra cosa que Geografía. En efecto, el espacio es el objeto de estudio de la Geografía y es precisamente su interés por el conocimiento del medio -y sus implicaciones naturales, políticas, económicas, urbana, entre otras- el que permite caracterizarla como ciencia de síntesis y vincular el trabajo geográfico con fenómenos estudiados por otras ciencias.
En cuanto a los enfoques del pensamiento geográfico, existe una corriente que ha pasado desapercibida tanto en la historia e historiografía de la Geografía, como en la vigencia y actualidad de su propuesta: la Geografía Libertaria o Anarquista. En este sentido, Paul Feyerabend inicia la introducción de su ensayo “Tratado contra el método, esquema de una teoría anarquista del conocimiento” de la siguiente manera: “El presente ensayo ha sido escrito con la convicción de que el anarquismo, que tal vez no constituye la filosofía política más atractiva, es sin embargo una medicina excelente para la epistemología y para la filosofía de la ciencia”, y es que el anarquismo tampoco ha sido una filosofía geográfica llamativa, como en todos los ámbitos mencionados anteriormente –filosofía política, filosofía pedagógica y educativa - a pesar de la pertinencia de sus argumentos.
La Geografía Libertaria se refiere al enfoque propuesto por el anarquismo en el área de la Geografía, basada en una serie de planteamientos que son coherentes con su propuesta evolutiva de transformación social, política y económica de la sociedad, contraria a las propuestas de distribución espacial basada en la lógica hegemónica y dominante del Estado y el capital y cualquier forma de autoridad, jerarquía y control social que devienen en un orden social injusto.
Esta corriente del pensamiento geográfico que procede del anarquismo, plantea, expone y propone un enfoque de integración armónica entre la naturaleza y la naturaleza humana, basado en el apoyo mutuo y no en la selección natural o competencia; por consiguiente, se preocupa de los efectos medio ambientales y ecológicos como consecuencia del desarrollo industrial. Sin embargo, desde otras perspectivas no sólo se pretende negar la evidente postura vitalista en defensa de la vida, sino que también se pretende mostrar anarquía y vida como contrarios.
Si desde la anarquía se propone una sociedad basada en el orden sin autoridad, resulta obvio que los primeros en preocuparse ante esta posibilidad son aquellos quienes detentan la autoridad o aquellos quienes anhelan erigirse como tal, he allí la intencionalidad oculta de enturbiar la anarquía al asociarla con desorden. En lo que respecta a quienes aspiran erigirse como autoridad, deshonrosamente suelen invocar la irreverencia y la rebeldía con el fin de estatuir, instituir, estatizar, institucionalizar e inmutar, para luego negarla; deshonrosamente apelan a la irreverencia hacia una “ciencia normal”, caracterizada por Kuhn en su “Estructura de las revoluciones científicas”, para luego premeditadamente, a sabiendas de lo expuesto por el citado autor en su mencionado texto, erigir una nueva “ciencia normal”.
Es una consecuencia lógica común para toda nueva “ciencia normal” que ha logrado la validación conceptual y el amplio consenso, su interés de perpetuase en el tiempo apelando a la flexibilidad. Una idea que se presta para tal fin es aquella expresada por Bachelard: “Los conceptos más útiles son aquellos lo suficientemente flexibles para dejarse reformar y rectificar”. Esto se evidencia en el concepto de Estado, cuyo predominio histórico parte de la utilidad manifiesta de algunos que se han dado a la tarea de construir científicamente una base teórica que lo justifique desde todas y cada una de las áreas de conocimiento; el Estado en sí mismo es inútil y su reforma y rectificación ocurre con la adjetivación que acude a su rescate, es decir, no lo llames Estado, llámalo Estado Social Democrático de Derecho.
La Geografía no ha sido la excepción de una ciencia y área de conocimiento supeditada y al servicio del Estado moderno. A finales del siglo XIX, Friedrich Ratzel, considerado como uno de los principales representantes de la Geografía moderna clásica, describe la relación entre espacio y población, y la distribución de los seres humanos en el espacio geográfico en torno a la existencia del Estado, la cual quedaría garantizada en la medida que dispusiera del suficiente espacio, y sus condiciones físicas y naturales para atender sus necesidades históricas.
Llegado a este punto, en cuanto al vitalismo se refiere, es posible apreciar la notable diferencia de concepción existente entre el geoestatismo y la concepción del pensamiento geográfico anarquista. Para el geoestatismo, prevalece la idea de espacio vital expuesta por Ratzel, lo vital es la existencia del Estado y su espacio; para la Geografía libertaria lo vital es la integración armónica entre la naturaleza y la naturaleza humana, basada en el apoyo mutuo.

Si partimos de la idea de que la política es la forma como se organiza una sociedad, y la Geopolítica la forma como se organiza una sociedad en un determinado espacio geográfico, no siendo el Estado-Nación moderno la única forma de organización de una sociedad, aunque sí sea la forma hegemónica que ha prevalecido a través de sus mutaciones reformistas históricas, entonces lo que se ha denominado como Política y Geopolítica son simplemente concepciones reduccionistas que giran alrededor del Estado, y lo que se ha dado como Ciencias Políticas no es más que Ciencias del Estado, y lo que se ha dado por Geopolítica no es más que Geoestatismo.

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