Desde
la Pedagogía Libertaria partimos de la idea de que Educación es incentivar la
autodidáctica, mostrando a las personas como aprenden por sí mismas,
posibilitando la construcción para la vida propia. Mostrar, posibilitar e
incentivar son los fines de la educación, que suponen la dualidad
docente-discente y enseñanza-aprendizaje, entendiendo que son dos procesos de
vida simultáneos y continuos.
Concebir la educación de otra
manera, no es otra cosa que adoctrinamiento, formación y moldeamiento; sienta
sus bases en el cuerpo jurídico corporativo del derecho positivo y se impone a
través de leyes, modelos y currículos, la coerción y lo antinatural. En su
ficticia filantropía y generosidad ocultan su interés por justificar su función
legislativa hacedora de leyes; de manera altruista obligan y decretan la
libertad, la igualdad, la justicia, el amor de una madre a su hijo o la muerte
por la patria.
Efectivamente, resulta ser que quien
restringe, limita y condiciona la libertad, la decreta; resulta ser que este cuerpo
jurídico corporativo cree que puede amar a un niño más que su propia madre;
decretan una ficticia igualdad desde arriba, una justicia convenientemente y
continuamente manipulada, y siendo una minoría en el poder condenan a la muerte
por la patria, lo que no es otra cosa que la defensa de sus intereses
particulares.
En educación, deciden qué, quién,
cómo, cuándo, por qué y para qué se educa, cuando la educación, lo mismo que la
libertad, la igualdad, la justicia y el amor de una madre, son sentimientos
inspiradores, pero que a través de la ficción del derecho coercitivo y gracias
a la credulidad de todos, han logrado convencer que aman a todo esto y muchas
cosas más, incluso, mucho más que nosotros mismos, negando de esta manera
nuestra capacidad intelectual y nuestra capacidad de amar, cuando en el menor
descuido, su derecho, más torcido que aquellos que quienes pretende regir, es
usado en su contra.
La libertad es una condición
necesaria para inspirar la creatividad, y una educación con fines de
adoctrinamiento y regida por un torcido derecho positivo es contraria a la
libertad.
Nuestra prioridad esencial es
comprender que el fin de una educación libre es la inspiración al conocimiento
por sí mismo y al desarrollo de la autodidáctica en los jóvenes. Puesto que la
educación es la vida misma, todo ser humano es necesariamente educador y
educando, por lo tanto ha de participar activamente en la transformación social
que anhelamos impetuosamente.
Lo que resulte de este proceso de
comprensión social e individual acerca de la educación libre, será el reflejo
de lo que deseamos como escuela y lo que deseamos como sociedad, no es un
modelo, sino un anhelo común.
Ya he hablado acerca del brazo
jurídico y legislativo del Estado y su permanente intención de desarrollar el
modelo educativo (molde) más efectivo y eficaz para lograr la domesticación de
los individuos. Ahora bien, siendo el Estado un ente adoctrinador por
excelencia, le resulta deseable establecer un conjunto de conocimientos
convenientemente agrupados (currículo) a fin de lograr la mayor eficacia y
efectividad de adoctrinamiento posible.
Todo lo anteriormente expuesto
explica como opera la educación autoritaria a través de leyes, modelos y
currículos, razones por las cuales la Pedagogía Libertaria, como propuesta
educativa que procede del anarquismo, responde a una propuesta de sociedad
basada en el orden sin autoridad (abolición del Estado y de toda forma de
autoridad), el apoyo mutuo y la solidaridad.
Entonces bien ¿Qué habrían de enseñar-aprender
los docentes-discentes? Todo aquel conocimiento aplicable, útil y práctico para
sí mismo y para la comunidad; todos aquellos conocimientos que permitan el
máximo desarrollo integral de los individuos.
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