Mucho
se ha conjeturado acerca de la posible influencia de “Él Único” de Max Stirner
en el “Superhombre” de Friedrich Nietzsche, debido a las coincidentes
aproximaciones de sus pensamientos. Pero, en el caso de que este atisbo fuera
cierto o no, ¿Cuáles son las razones por las que Nietzsche trasciende en la historia de la
filosofía y Stirner es relegado? Noam Chomsky -quien a pesar de definirse como
anarquista, ha manifestado su contradictoria complacencia hacia un Estado que
explota petróleo y que además lo hace por medio de transnacionales, una
complacencia que quizá sea el resultado de los enormes dividendos que dicho
Estado le ha dado en publicidad de sus textos- plantea lo siguiente: “¿Quiénes
son los guardianes de la historia? Los historiadores, naturalmente. Las clases
educadas, en general. Parte de su trabajo es la de conformar nuestra visión del
pasado de manera que sostenga los intereses del poder presente. Si no lo hacen
así, serán probablemente marginados de una manera o de otra”. ¿Acaso no habrá
sido esto lo que le ocurrió a Stirner debido al momento histórico que le tocó
vivir? ¿Acaso el mismo Chomsky como “clase educada”, en la deformación de las
convicciones de un anarquista, como según se ha definido a sí mismo, no ha
contribuido a la conformación de la visión de una historia inmediata que
sostiene los intereses del poder presente, cualquiera que sea el Estado, por
mucho que se muestre débil y aparente ser virtuoso?
Efectivamente, a pesar de esta
vinculación entre Nietzsche y Stirner, es posible evidenciar que Nietzsche es
quien ha trascendido la historia de la filosofía y se le ha concedido un lugar
relevante en el desarrollo histórico del pensamiento filosófico. En este
sentido, Paul Ricoeur, filósofo y antropólogo francés, contado entre los
numerosos filósofos que han desarrollado
trabajos acerca de los aportes de Nietzsche a la filosofía, lo menciona en su
texto “Freud: una interpretación de la cultura” al decir que la escuela de la
sospecha la dominan tres maestros: Marx, Nietzsche y Freud. De esta manera,
vemos la noción de “falsa conciencia” de Marx en “La ideología alemana” en
donde expone que la conciencia se falsea por intereses económicos, la “mala
conciencia” de Nietzsche en la “Genealogía de la moral” planteando que la
conciencia se falsea a través del resentimiento del débil y la “inconciencia”
de Freud en “El yo y el ello” en donde formula que la conciencia es falseada a
través de la represión del inconciente; es decir, desde diferentes
presupuestos, delatan las ilusiones, lo aparente y la falsa percepción de la
realidad.
He aquí que nos hemos encontrado con
Marx, que al igual que Nietzsche, en comparación con Stirner, también se le ha
concedido un sitial de honor dentro de la filosofía, como ya hemos visto en
Ricouer a través de su denominación “maestro de la sospecha”. Pero dejando a un
lado la exaltación filosófica de filósofos por filósofos, hay un elemento fundamental,
que Ricouer consideró para acuñar tal denominación, y este elemento, que ya
mencioné con anterioridad, es el de la conciencia; precisamente es la
conciencia, el punto de partida y eje central que desarrolla Marx en su texto
“La ideología alemana”, puesto que su crítica surge de la noción de ideología como
falsa conciencia. Pero qué es “La ideología alemana”, si no la crítica de la
filosofía alemana en y posterior a Hegel, procedente de aquel grupo de “Los
libres”, específicamente a tres de sus representantes: Feuerbach, Bauer y
Stirner, llamados también jóvenes hegelianos o “hegelianos de izquierda”; esta
última denominación, acuñada por David Strauss, estableciendo una analogía con
la idea de izquierda surgida a raíz de la Revolución Francesa.
De tal manera que existen dos
aspectos relevantes presentes en el texto de Marx y Engels, titulado: “La
ideología alemana”, que son desconocidos y omitidos, intencional o
ingenuamente, pasados desapercibidos tanto por estudiosos y no estudiosos,
diluyendo su contenido en una comprensión básica y limitada. Estos dos aspectos
son, en primer lugar, la perspectiva epistemológica presente en el texto,
relacionada con la conciencia, y ésta a su vez, vinculada con la ideología; en
segundo lugar, el hecho curioso de que más de la mitad del texto se ocupa de
dirigir con desprecio y poca creatividad intelectual, una crítica a las ideas
de Max Stirner, plasmadas en el texto: “El único y su propiedad”, razón por la
cual escribo “Marx y su propiedad”.
En cuanto al primer aspecto se
refiere, la ideología, la lógica y la teoría, desde el punto de vista
conceptual, metodológico y epistemológico, son formas de operacionalizar el
razonamiento y pensamiento humano, necesarias para describir, comprender y
transformar la realidad del mundo que nos rodea. Ya he mencionado que según
Marx y Engels, la ideología es una falsa conciencia. En este sentido, la
controversia se centra en determinar si la falsa conciencia está contenida de
manera parcial dentro de la noción y concepción de la ideología o está
contenida en toda su amplitud.
Por
un lado, si la falsa conciencia está contenida de manera parcial dentro de la noción
y concepción de ideología, entonces deja entrever la posibilidad de una
verdadera conciencia, y su categorización, vendría determinada por posición de
intereses de grupos de clases sociales, en cuyo caso, la forma concreta y
específica de la falsa conciencia estaría asociada con la ideología burguesa,
mientras que la forma concreta y específica de la verdadera conciencia estaría
asociada con la ideología proletaria, que no puede ser falsa, puesto que de ser
así no sería posible llevar a la práctica la revolución del proletariado. No
obstante, si la función práctica es la condición necesaria y suficiente para
determinar la verdadera conciencia, entonces la reinante praxis burguesa también sería una conciencia verdadera, o
bien, en general, la verdadera conciencia vendrá determinada por la clase
dominante. Es decir, si se generaliza a toda ideología como falsa conciencia,
la revolución del proletariado no será posible, pero si se particulariza la
ideología proletaria como verdadera conciencia, en tanto que su práctica es
posible, entonces también habría que particularizar a la ideología burguesa
como verdadera conciencia, concluyendo que en general la verdadera conciencia
es determinada por la clase dominante.
Por
otro lado, si la falsa conciencia está contenida en toda su amplitud dentro de
la noción y concepción de ideología, tomando en cuenta que cualquier conjunto
de ideas, creencias o conocimientos, sean falsos o verdaderos, pueden ser
considerados como ideología, y que dicha ideología, como ya he dicho, viene
dada por posición de diversos intereses de diversos grupos sociales, según la
teoría de Marx y Engels, entonces la perspectiva de cada grupo social es
limitada y queda reducida a una búsqueda parcial y representación deformada de
la de la realidad, razón por la cual resulta en una falsa conciencia o
ideología.
Se
puede evidenciar, que a la filosofía de Marx le ocurre epistemológicamente lo
mismo que a su praxis política del socialismo científico; el eterno retorno de
una clase aparentemente oprimida, que emerge como una nueva clase dominante, la
nueva casta elitesca, que asegura estar dotada de intelecto y conciencia, los
iluminados, sacerdotes, pastores y científicos del socialismo. Al respecto,
Bakunin acotó la influencia del poder para quien lo ejerce y para quien se
somete: “Ejercer el poder corrompe, someterse al poder degrada”; Proudhon constató
la causa del devenir de una nueva clase dominante: “El mayor obstáculo que la
igualdad ha de vencer, no es el aristocrático orgullo de ricos, sino el egoísmo
indisciplinado de los pobres”. Este egoísmo indisciplinado de los pobres del
que Proudhon habla, puede explicarse a través del resentimiento que caracteriza
a la moral de esclavos de Nietzsche, en la que el esclavo revaloriza lo que el
amo valora, es decir, el proletario revaloriza el capital como factor de
producción, revaloriza la alienación como factor de la explotación económica
del capital y la dominación política del estado. Desde Marx no hay nada que
hacer y el mismo Marx se cercioró de inocular ineficacia a otras propuestas
filosóficas como la de Max Stirner y su texto “El Único y su propiedad”
Conjeturo que “conciencia falsa” es
una simple correspondencia de términos con “ideología alemana”, la ideología es
conciencia, y se establece una relación crítica entre lo falso y la filosofía
alemana, específicamente el idealismo hegeliano y el materialismo de los
“hegelianos de izquierda”. Comprender la filosofía de Marx, pasa por realizar
un análisis epistemológico, y por consiguiente, comprender las posturas filosóficas
de Hegel, Feuerbach, Bauer y Stirner, que nada tiene que ver con las ideas y
prácticas vagas que superficialmente se han popularizado, sino con la
apropiación original de lo esencial, tal como lo expresa Heidegger. Incluso,
comprender las ideas de Marx, pasa por comprender la teoría de valor de
Malthus, la plusvalía de Proudhon, los modos de producción de Smith, la lucha
de clases de Guizot, la dialéctica de Hegel y el materialismo de Feuerbach,
para que de esta manera podamos esclarecer la propiedad de Marx, ante la sistematización
poco original y creativa de un compendio
de ideas que no le pertenecen.
El segundo aspecto, como dije, se
refiere a la crítica dirigida a Max Stirner, que además le tomó más de la mitad
del texto de “La ideología alemana”. El libro “El Único y su propiedad” de
Stirner, es una crítica metafísica con las negaciones de dios y estado;
considerada como martillazos de filosofía, se propone derribar todos los
conceptos que se han instituido como dominación y control de nuestras vidas, y
por ello supone un gran peligro para el poder y su funcionariado, puesto que la
semilla rebelde e iconoclasta siempre encuentra tierra fértil en la que
germina, crece y fructifica.
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