Zaratustra se marchó a la montaña; esperando gozar de su soledad se encontró con Caín, Prometeo y Sísifo; obviamente,no salió nada "bueno" para los "buenos": Bajó de la montaña
el Zaratustra anarquista y rebelde.

domingo, 8 de junio de 2014

Marx y su propiedad


      Mucho se ha conjeturado acerca de la posible influencia de “Él Único” de Max Stirner en el “Superhombre” de Friedrich Nietzsche, debido a las coincidentes aproximaciones de sus pensamientos. Pero, en el caso de que este atisbo fuera cierto o no, ¿Cuáles son las razones por las que  Nietzsche trasciende en la historia de la filosofía y Stirner es relegado? Noam Chomsky -quien a pesar de definirse como anarquista, ha manifestado su contradictoria complacencia hacia un Estado que explota petróleo y que además lo hace por medio de transnacionales, una complacencia que quizá sea el resultado de los enormes dividendos que dicho Estado le ha dado en publicidad de sus textos- plantea lo siguiente: “¿Quiénes son los guardianes de la historia? Los historiadores, naturalmente. Las clases educadas, en general. Parte de su trabajo es la de conformar nuestra visión del pasado de manera que sostenga los intereses del poder presente. Si no lo hacen así, serán probablemente marginados de una manera o de otra”. ¿Acaso no habrá sido esto lo que le ocurrió a Stirner debido al momento histórico que le tocó vivir? ¿Acaso el mismo Chomsky como “clase educada”, en la deformación de las convicciones de un anarquista, como según se ha definido a sí mismo, no ha contribuido a la conformación de la visión de una historia inmediata que sostiene los intereses del poder presente, cualquiera que sea el Estado, por mucho que se muestre débil y aparente ser virtuoso?
        Efectivamente, a pesar de esta vinculación entre Nietzsche y Stirner, es posible evidenciar que Nietzsche es quien ha trascendido la historia de la filosofía y se le ha concedido un lugar relevante en el desarrollo histórico del pensamiento filosófico. En este sentido, Paul Ricoeur, filósofo y antropólogo francés, contado entre los numerosos filósofos que han  desarrollado trabajos acerca de los aportes de Nietzsche a la filosofía, lo menciona en su texto “Freud: una interpretación de la cultura” al decir que la escuela de la sospecha la dominan tres maestros: Marx, Nietzsche y Freud. De esta manera, vemos la noción de “falsa conciencia” de Marx en “La ideología alemana” en donde expone que la conciencia se falsea por intereses económicos, la “mala conciencia” de Nietzsche en la “Genealogía de la moral” planteando que la conciencia se falsea a través del resentimiento del débil y la “inconciencia” de Freud en “El yo y el ello” en donde formula que la conciencia es falseada a través de la represión del inconciente; es decir, desde diferentes presupuestos, delatan las ilusiones, lo aparente y la falsa percepción de la realidad.
            He aquí que nos hemos encontrado con Marx, que al igual que Nietzsche, en comparación con Stirner, también se le ha concedido un sitial de honor dentro de la filosofía, como ya hemos visto en Ricouer a través de su denominación “maestro de la sospecha”. Pero dejando a un lado la exaltación filosófica de filósofos por filósofos, hay un elemento fundamental, que Ricouer consideró para acuñar tal denominación, y este elemento, que ya mencioné con anterioridad, es el de la conciencia; precisamente es la conciencia, el punto de partida y eje central que desarrolla Marx en su texto “La ideología alemana”, puesto que su crítica surge de la noción de ideología como falsa conciencia. Pero qué es “La ideología alemana”, si no la crítica de la filosofía alemana en y posterior a Hegel, procedente de aquel grupo de “Los libres”, específicamente a tres de sus representantes: Feuerbach, Bauer y Stirner, llamados también jóvenes hegelianos o “hegelianos de izquierda”; esta última denominación, acuñada por David Strauss, estableciendo una analogía con la idea de izquierda surgida a raíz de la Revolución Francesa.
            De tal manera que existen dos aspectos relevantes presentes en el texto de Marx y Engels, titulado: “La ideología alemana”, que son desconocidos y omitidos, intencional o ingenuamente, pasados desapercibidos tanto por estudiosos y no estudiosos, diluyendo su contenido en una comprensión básica y limitada. Estos dos aspectos son, en primer lugar, la perspectiva epistemológica presente en el texto, relacionada con la conciencia, y ésta a su vez, vinculada con la ideología; en segundo lugar, el hecho curioso de que más de la mitad del texto se ocupa de dirigir con desprecio y poca creatividad intelectual, una crítica a las ideas de Max Stirner, plasmadas en el texto: “El único y su propiedad”, razón por la cual escribo “Marx y su propiedad”.
            En cuanto al primer aspecto se refiere, la ideología, la lógica y la teoría, desde el punto de vista conceptual, metodológico y epistemológico, son formas de operacionalizar el razonamiento y pensamiento humano, necesarias para describir, comprender y transformar la realidad del mundo que nos rodea. Ya he mencionado que según Marx y Engels, la ideología es una falsa conciencia. En este sentido, la controversia se centra en determinar si la falsa conciencia está contenida de manera parcial dentro de la noción y concepción de la ideología o está contenida en toda su amplitud.
Por un lado, si la falsa conciencia está contenida de manera parcial dentro de la noción y concepción de ideología, entonces deja entrever la posibilidad de una verdadera conciencia, y su categorización, vendría determinada por posición de intereses de grupos de clases sociales, en cuyo caso, la forma concreta y específica de la falsa conciencia estaría asociada con la ideología burguesa, mientras que la forma concreta y específica de la verdadera conciencia estaría asociada con la ideología proletaria, que no puede ser falsa, puesto que de ser así no sería posible llevar a la práctica la revolución del proletariado. No obstante, si la función práctica es la condición necesaria y suficiente para determinar la verdadera conciencia, entonces la reinante praxis burguesa  también sería una conciencia verdadera, o bien, en general, la verdadera conciencia vendrá determinada por la clase dominante. Es decir, si se generaliza a toda ideología como falsa conciencia, la revolución del proletariado no será posible, pero si se particulariza la ideología proletaria como verdadera conciencia, en tanto que su práctica es posible, entonces también habría que particularizar a la ideología burguesa como verdadera conciencia, concluyendo que en general la verdadera conciencia es determinada por la clase dominante.
Por otro lado, si la falsa conciencia está contenida en toda su amplitud dentro de la noción y concepción de ideología, tomando en cuenta que cualquier conjunto de ideas, creencias o conocimientos, sean falsos o verdaderos, pueden ser considerados como ideología, y que dicha ideología, como ya he dicho, viene dada por posición de diversos intereses de diversos grupos sociales, según la teoría de Marx y Engels, entonces la perspectiva de cada grupo social es limitada y queda reducida a una búsqueda parcial y representación deformada de la de la realidad, razón por la cual resulta en una falsa conciencia o ideología.
Se puede evidenciar, que a la filosofía de Marx le ocurre epistemológicamente lo mismo que a su praxis política del socialismo científico; el eterno retorno de una clase aparentemente oprimida, que emerge como una nueva clase dominante, la nueva casta elitesca, que asegura estar dotada de intelecto y conciencia, los iluminados, sacerdotes, pastores y científicos del socialismo. Al respecto, Bakunin acotó la influencia del poder para quien lo ejerce y para quien se somete: “Ejercer el poder corrompe, someterse al poder degrada”; Proudhon constató la causa del devenir de una nueva clase dominante: “El mayor obstáculo que la igualdad ha de vencer, no es el aristocrático orgullo de ricos, sino el egoísmo indisciplinado de los pobres”. Este egoísmo indisciplinado de los pobres del que Proudhon habla, puede explicarse a través del resentimiento que caracteriza a la moral de esclavos de Nietzsche, en la que el esclavo revaloriza lo que el amo valora, es decir, el proletario revaloriza el capital como factor de producción, revaloriza la alienación como factor de la explotación económica del capital y la dominación política del estado. Desde Marx no hay nada que hacer y el mismo Marx se cercioró de inocular ineficacia a otras propuestas filosóficas como la de Max Stirner y su texto “El Único y su propiedad”
         Conjeturo que “conciencia falsa” es una simple correspondencia de términos con “ideología alemana”, la ideología es conciencia, y se establece una relación crítica entre lo falso y la filosofía alemana, específicamente el idealismo hegeliano y el materialismo de los “hegelianos de izquierda”. Comprender la filosofía de Marx, pasa por realizar un análisis epistemológico, y por consiguiente, comprender las posturas filosóficas de Hegel, Feuerbach, Bauer y Stirner, que nada tiene que ver con las ideas y prácticas vagas que superficialmente se han popularizado, sino con la apropiación original de lo esencial, tal como lo expresa Heidegger. Incluso, comprender las ideas de Marx, pasa por comprender la teoría de valor de Malthus, la plusvalía de Proudhon, los modos de producción de Smith, la lucha de clases de Guizot, la dialéctica de Hegel y el materialismo de Feuerbach, para que de esta manera podamos esclarecer la propiedad de Marx, ante la sistematización poco original y creativa de un  compendio de  ideas que no le pertenecen.
            El segundo aspecto, como dije, se refiere a la crítica dirigida a Max Stirner, que además le tomó más de la mitad del texto de “La ideología alemana”. El libro “El Único y su propiedad” de Stirner, es una crítica metafísica con las negaciones de dios y estado; considerada como martillazos de filosofía, se propone derribar todos los conceptos que se han instituido como dominación y control de nuestras vidas, y por ello supone un gran peligro para el poder y su funcionariado, puesto que la semilla rebelde e iconoclasta siempre encuentra tierra fértil en la que germina, crece y fructifica.
  

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